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Soy un ciudadano español

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Cuando, en 1963, el Presidente John Fitzgerald Kennedy se plantó a los pies del muro de Berlín, no tenía claro el discurso que iba a pronunciar.

Aterrizado en Alemania, Kennedy pudo explorar la sociedad alemana (que tanto había cambiado desde que la visitó en el apogeo de Hitler) de manos de sus ciudadanos.

En ese momento, se le ocurrió como deseaba encaminar su discurso, y le pidió a su interprete que le trascribiera y enseñara a pronunciar en alemán “soy un ciudadano de Berlín”.

Como el mismo explicó, en la antigüedad no había mayor honor que el de decir “Civis Romanus Sum”. En ese momento, hallándose en Alemania el punto de inflexión para la libertad, el mayor honor era ser berlinés.

Hoy, aún sabiendo que no estoy a la altura, tomo las palabras del Presidente Kennedy, traduciéndolas a un contexto que, aunque no ha llegado, por el momento, a la situación sufrida en su día en Alemania, no dista mucho de llegar a la misma polarización de la sociedad.

Cuando llevar una bandera de tu país, es visto como una provocación, retrocedemos un paso.

Cuando las fuerzas políticas intentan aumentar la tensión ya existente, solo con fines partidistas, seguimos retrocediendo.

Cuando compatriotas se acusan entre ellos de fascistas, llegando al punto de que algunos se atacan mutuamente, hemos retrocedido del todo.

Esa es la situación que se vive en nuestras tierras.

El proceso está siendo más largo y menos repentino de lo que sucedió en Alemania, pero se avanza hacia el mismo resultado.

Puede que no tengamos un muro de piedra que divide la ciudad, pero tenemos un muro invisible que divide la sociedad.

Y ese muro es de un material más duro que la piedra, y no se puede demoler del mismo modo, ya que está construido con sentimientos: desapego, rencor, exclusión, y en algunos casos, odio.

Las soluciones para esto, no son ni fáciles, ni rápidas, ni van a agradar a todos. Pero si en algo estamos de acuerdo es que la solución debe llegar.

Ayer, celebramos el día de la fiesta Nacional de un país.

Y no solo fue un gran día por eso. Fue un gran día porque muchos perdieron el miedo a decir “soy un ciudadano español”.